Vida swinger –

Mundo swinger en México

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Esta es una prueba del crecimiento que tiene el mundo swinger en México.

Sus vínculos amorosos y de confianza se han reforzado a lo largo de 20 años y en su vida privada como en el mundo swinger han compartido gustos, placeres, secretos y, por qué no, hasta sus fantasías sexuales.

Hoy tienen un hijo de 19 años con el que forman una familia aparentemente tradicional. Al verlos, nadie sospecharía que Julio y Angélica conforman una pareja swinger desde hace 14 años.

En México, estas relaciones han sido calificadas como altamente liberales, pero un estudio del Instituto Mexicano de Sexología (Imesex) revela que estas familias son conservadoras.

Y es que las parejas pertenecientes al mundo swinger conforman parejas estables, viven en comunidad, practican la fidelidad (nada hacen a escondidas del otro) y experimentan un alto nivel de complicidad.

“Los swingers son extraordinariamente conservadores porque todo lo hacen para preservar la relación, todo lo hacen con la pareja, no hacen nada sin el permiso del otro, todo es por el compañero, por el matrimonio… ese es un pensamiento muy conservador, aunque su práctica socialmente sea calificada como de locos y degenerados”, subraya Juan Luis Álvarez-Gayou Jurgenson, fundador y director del Imesex.

Las parejas pertenecientes al mundo swinger viven sin embargo una liberalidad sexual que espanta a muchos. Suelen tener relaciones eróticas entre dos parejas (cuartetos) o armar tríos en la misma cama, pero las variantes de sus prácticas sexuales llegan a ser tan amplias que sólo la imaginación puede imponerles límites.

La página Web Swingers señala que “el swinger promedio tiende a ser muy abierto, muy poco conservador o ‘mocho’ y no permite que sus creencias religiosas le impidan pasar un buen rato tanto a él como a su pareja”.

Julio y Angélica aseguran que una de las principales ventajas de la vida swinger es que permite reafirmar el amor a través de la complicidad.

Vida pública y vida privada

Otra de las bondades de esta forma de vida es que las parejas se van integrando a una comunidad con fuertes lazos de amistad. Los sw, como también se les llama, suele hacer amistad con sus compañeros de alcoba, lo que a menudo los lleva a continuar los lazos afectivos en reuniones sociales donde conviven con los hijos, primos, abuelos y padres de las personas con las que han tenido intercambios sexuales. En estos encuentros o fiestas no hablan de lo vivido la noche anterior.

El informe del Imesex tiene como base una encuesta aplicada a 157 personas que llevan una vida swinger, lo cual, además de constituir en sí misma una información valiosa sobre esta comunidad, sienta un precedente para futuros estudios sobre el tema. El reporte reveló que 70% de los entrevistados lleva al menos siete años de vivir juntos (ya sea casados o en unión libre).

Julio y Angélica aseguran que la mayoría de las parejas swinger tienen una vida estable. Los resultados de la encuesta coinciden con esta reflexión: 74.5% acuden a los encuentros sexuales con sus parejas y, el resto, con amistades que quieren experimentar.

Además, de los 157 entrevistados, 122 personas son casadas y 35 solteras. Casi la mitad (52.9%) sólo han tenido un matrimonio; 24.2%, dos matrimonios, y 22%, tres o más matrimonios. Otro dato es que 12% tiene un hijo; 46%, dos o tres hijos; 33% no tienen hijos y el resto más de tres.

Julio y Angie no participaron en la encuesta, pero encajan en comportamientos y tendencias que se detallan como propias del mundo swingers en México.

Por ejemplo, al igual que la mayoría de los entrevistados, ellos han decidido no contarle a su hijo de 19 años que forman parte de la comunidad sw, pues creen que el joven no entendería sus motivos. Además están convencidos de que su vida sexual debe mantenerse en el terreno de lo privado.

Al igual que el grueso de los encuestados, Julio y Angie son católicos, pero no tan practicantes. Así, 73% asiste a servicios religiosos ocasionalmente o por compromiso y 11% no va nunca.

Las estadísticas también indican que 50% tuvo su primera experiencia  en el mundo swinger hace más de tres años.

Práctica que revive el amor

Hace 15 años, en anuncios de la revista Tiempo Libre, Julio y Angélica, ambos arquitectos de 39 y 35 años, respectivamente, conocieron el ambiente swinger. Sus deseos los llevaron a crear un juego llamado “OcaSex”, el cual patentaron para su venta, pero que también les sirvió para iniciarse en la práctica swinger, de la que, afirman, sólo se puede salir de manera temporal.

“Esta es una práctica en la que incluyes a alguien más como si fuera un juguete, es simplemente un complemento que incluso incentiva las relaciones sexuales que tienes con tu pareja. Después de haber estado en una reunión swinger, haya habido o no intercambio sexual, regresas a tu casa y se aviva el deseo y el erotismo con tu compañera, lo que oxigena sin duda nuestras relaciones”, señala Julio.

Uno de los puntos que contiene el manual no escrito de los swingers a la mexicana, especialmente el de las parejas estables, es el respeto y el deseo de compartir todos y cada uno de los coqueteos o intercambios sexuales al lado de la pareja.

Los beneficios con la pareja

En otros países, dicen los swingers, el común es llegar a la fiesta y cada persona explora por su lado, para luego encontrar a su pareja horas después, sin saber con qué persona se relacionó y qué fue lo que hizo con ella.

“No hay engaños, ni infidelidad, además de que no se involucran sentimientos con los otros y siempre se usa condón. Ambos nos otorgamos en un acto de amor, la libertad de con quién estar y qué hacer de su vida, todo ello de común acuerdo”, comenta Angie.

Las respuestas a la pregunta de qué beneficios le ha dado a tu vida estar en el mundo swinger confirman la unión que experimentan estas personas: “Mayor comunicación y complicidad con la pareja”, “una vida más unida con mi pareja y mucho más relajada”, “nos ha permitido crecer como pareja de una manera que jamás imaginamos”, “nos tenemos una confianza inimaginable”, señalaron algunos de los entrevistados.

“Se eliminaron los celos y nos permite ser mucho mejores amigos mutuamente”, “sexualmente nuestra relación mejoró mil por ciento”, “el sexo en pareja estaba llegando a un punto monótono”, “al tener contacto con otras parejas revivió el deseo sexual entre ambos”, refirieron otros de los encuestados.

Álvarez-Gayou dice que el mayor número de clubs está en Puebla, una de las ciudades más conservadoras del país.

Revierten modelos

La “proliferación brutal” del mundo swinger, dice el sexólogo, refleja que la sociedad está buscando opciones ante el agotamiento del modelo de pareja monogámica, que a todas luces ha fracasado porque los humanos somos por naturaleza polígamos.

El nivel socioeconómico de los participantes fue de medio alto y alto: 53.5% con ingreso superior a 10 salarios mínimos y 38% entre cuatro y 10 salarios mínimos.

Más allá de explicaciones basadas en la biología y en las ciencias sociales, los swingers reconocen que además de iniciar sus prácticas motivados sobre todo por la curiosidad de buscar algo nuevo y cumplir fantasías, lo hicieron para no engañar a la pareja, poder tener estas actividades sin culpas y combatir el tedio y el aburrimiento en su relación.

Angie y Julio, que administran la página de internet geaswinger.com, dicen que al principio se experimenta una especie de adicción al sexo; pero después, aseguran, esta práctica se convierte en una terapia para bajar el estrés. “Te escuchan y cotorreas sin ser necesario llegar a un intercambio sexual. A la larga, en lo que te conviertes es en un adicto al ambiente swinger y no en un adicto al sexo”, dice Julio.

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